1. INTRODUCCIÓN

Con la realización de este trabajo empírico de investigación se pretende analizar el consumo de bebidas alcohólicas entre los jóvenes desde un punto de vista psicosocial.

Para ello, analizaremos, entre otras cosas, algunos aspectos psico-sociales que subyacen a una práctica muy extendida entre los jóvenes de hoy en día; la práctica del denominado “botellón”.

La práctica del botellón se ha puesto muy de moda y está teniendo una gran repercusión mediática, a la vez que está creando un conflicto social de orden publico.

Los medios de comunicación identifican esta práctica principalmente con sus consecuencias negativas, sobre todo por las quejas por parte de las comunidades de vecinos sobre el ruido y la suciedad que produce. Cabe señalar que hace 10 años ya existía el botellón, aunque a menor escala y con menos repercusión mediática.

Se puede decir que existe un conocimiento impreciso acerca de este fenómeno y que no disponemos de una definición consensuada por todos los profesionales.
Revisando algunas de las definiciones relevantes, podemos identificar como botellón a “aquella reunión que realizan los jóvenes de entre 16-24 años, en espacios públicos y con un doble objetivo: beber y conversar”. Es preciso señalar que esta definición también es cuestionable, puesto que el intervalo de edad descrito puede variar en muchos casos.

Los datos que se conocen acerca de este fenómeno provienen fundamentalmente de estudios de campo, los cuales han aportado una visión general de la conducta de los jóvenes durante esta práctica. Se han analizado las características demográficas de los jóvenes, de qué manera practican el botellón, aspectos del consumo, como por ejemplo, el tipo de bebidas y lo que hacen mientras las consumen.

Estos datos suelen apuntar que los motivos que alegan los jóvenes para consumir suelen ser, sobre todo, los referidos a aspectos de carácter lúdico, seguido de la presión social, seguidos de los económicos.

Existe tan sólo un estudio (Navarrete, 2004) actualmente que diferencia los motivos para el botellón en función de su edad y sus conclusiones son:

· Adolescentes de 14 años: Los motivos para hacer botellón son: la presión de grupo, el no poder entrar a pubs y discotecas y el ser una práctica exclusiva de los jóvenes.

· Jóvenes de 17 años: Los motivos para hacer el botellón son: para poder hablar tranquilamente mientras beben y por el alto precio del alcohol en los bares y discotecas.

Otros estudios (Darkes y Goldman, 1993; Evans y Dunn; 1995; Moral, Rodriguez, y Sirvent, 2006; Turrisi, 1999) señalan que los efectos que los jóvenes esperan y más les gustan experimentar al consumir alcohol son: sentirse mas divertidos, más charlatanes y más sociables.

Respecto a las variables implicadas en el consumo, los estudios aportan una evidencia acumulada de que el consumo responde a actitudes como, la búsqueda de sensaciones, motivaciones hedonistas, imperativos grupales y tendencias socio-culturales.

Se suele observar que los sujetos que practican botellón tienen diferentes expectativas de los que no lo practican acerca de los posibles efectos derivados de esta práctica. Los que suelen hacen botellón tienden a mostrar actitudes más permisivas hacia esta práctica.

Según un estudio hecho por profesionales de la Universidad de Valencia (Cortés Tomás, M.T., Espejo Tort, B. y Gimenez Costa, J.A., 2008) se pueden diferenciar dos grupos de consumidores de botellón:

- consumidores de carácter más moderado (aunque excesivo).

- consumidores más “radicales”, que consumen mayor cantidad de alcohol y con mayor frecuencia (el 20% de los entrevistados)

En este estudio se confirman los resultados obtenidos en los estudios de campo. Aparece la diversión como principal motivo de la práctica del botellón, aunque cabe señalar que otras motivaciones pueden no estar reflejadas en los listados presentados a los sujetos estudiados. También destacan razones económicas relacionadas con el alto precio de las consumiciones en los locales.

En los adolescentes priman los motivos lúdicos y de presión social, mientras que en los universitarios destacan cuestiones relacionadas con la diversión, comodidad durante el consumo y cuestiones económicas. Pero cabe destacar, que entre estos motivos prima el de “el control del consumo”, entendiendo este como: control el gasto, de la calidad de la bebida, del tipo de música o de la tranquilidad del lugar.

En este estudio queda patente la gran asociación entre diversión, desinhibición y consumo excesivo, pero además también se refleja un motivo que tiene el mismo nivel de importancia: el consumo en sí mismo.

En concreto, en el caso de los universitarios (y sobretodo los “consumidores radicales”), afirman hacer botellón por no disponer de otras alternativas.

En este trabajo práctico realizado en grupo intentaremos averiguar qué entienden los jóvenes por “botellón”, qué motivos les mueven a practicarlo, qué actitudes y creencias tienen tanto hacia los consumidores como hacia los no consumidores y en general qué opiniones tienen respecto al consumo de alcohol de los jóvenes.

4.RESULTADOS Y CONCLUSIONES

En las tablas que aparecen a continuación se pueden observar, para cada pregunta realizada en el Cuestionario, la frecuencia con la que se da cada categoría o tendencia de respuesta para la muestra encuestada.

En la columna “Categorías de Respuesta” aparecen las distintas tendencias de respuesta extraídas de los Cuestionarios. En la columna “Nº sujetos” aparece el número de sujetos que ofrecen esa respuesta (a cada categoría le corresponde un número de sujetos; el número de sujetos que ha respondido conforme a esa categoría).

El orden de la exposición de las tablas de Resultados va a ser el mismo que el de las preguntas realizadas en el Cuestionario.

A continuación de cada tabla aparecen las principales conclusiones a las que se llegan según los Resultados y el material estudiado para interpretar el mismo.

Nota: Cabe destacar que un mismo sujeto puede emitir más de una respuesta, por lo que el número de sujetos que responden a las categorías puede ser superior al número de sujetos totales.














TABLAS DE RESULTADOS A LAS PREGUNTAS DEL CUESTIONARIO C-2


A) ¿Bebes alcohol? Señala lo que corresponda:



En esta pregunta se puede observar que de los 23 sujetos encuestados, 19 dicen beber alcohol, esto es, cerca del 80 %, mientras que 4 sujetos afirman no beber. (aprox. el 20%). Este resultado se asemeja con los que ofrece el “II Libro Blanco sobre la relación Alcohol y Adolescencia en España” (2006), en el que se afirma que al llegar a los 18 años el consumo de alcohol entre los jóvenes es del 87, 1 %.




B) Si has marcado SI. ¿Qué tipo de bebida consumes y con qué frecuencia?

En esta pregunta se puede observar que las bebidas más consumidas por los encuestados son, la Cerveza, el Vodka y el Ron. Y la frecuencia con la que las consumen es fundamentalmente cada fin de semana y en menor medida, una vez al mes. Se entiende por tanto, que si consumen cada fin de semana, pueden hacerlo una media de 2 veces (viernes y sábado) lo que confirma los resultados obtenidos por otras investigaciones (“Aspectos cognitivos relacionados con la práctica del botellón”; Cortés, Espejo y Giménez, 2008), en las que aparece reflejado que la inmensa mayoría de los jóvenes que beben, lo hacen 2 veces por semana.

C) Si has marcado SÍ ¿Cómo y cuándo comenzaste a beber?



En esta pregunta se puede observar que la media de edad de comienzo de consumición de bebidas alcohólicas en nuestra muestra es de aproximadamente 16 años, lo que dista un poco de lo que se ve reflejado en el “II Libro Blanco sobre la relación Alcohol y Adolescencia en España” (2006), que afirma que la media de edad de inicio del consumo de alcohol en jóvenes es de 14,08 años de edad. Esta diferencia se puede deber a que la edad de la muestra encuestada en ese estudio oscila entre los 12 y 18 años, mientras que la edad de los sujetos de nuestro trabajo práctico oscila entre los 18 y los 25 años. Es posible por tanto que actualmente, en sujetos más jóvenes que en los de nuestra muestra, la edad de comienzo del consumo del alcohol haya disminuido respecto la de sujetos de mayor edad.


PREGUNTA 1. ¿Por qué piensas que algunos jóvenes se emborrachan cuando salen por las noches con sus amigos?



En esta pregunta se puede observar que la mayoría de los encuestados consideran que los jóvenes se emborrachan cuando salen con sus amigos para pasarlo bien (n=11), por presión social (n=11) y para facilitar las relaciones sociales (n=7).

Antes de todo, nos llama especialmente la atención que sólo un sujeto de nuestra muestra considera que los jóvenes se emborrachan porque les gusta la bebida. Realmente cabría esperar que si emborracharse se consigue mediante la bebida, el acto de beber en sí tuviera algún atractivo o disfrute al margen de las consecuencias que supone. Pero el gusto por la bebida no aparece como un motivo relevante para que los jóvenes beban según las respuestas de nuestros encuestados.


Sin embargo, cabe destacar que la curiosidad es un motivo esgrimido por 4 jóvenes, lo que nos lleva a pensar que, al menos en el inicio de esta práctica consumista, algunos jóvenes piensan que los jóvenes en general se emborrachan buscando sensaciones nuevas.

Estos resultados se corresponden con los de otras investigaciones (Cortés, Espejo y Giménez, 2008; Carballo et al 2004; Ellickson, Tucker, Klein y McGuigan, 2001; Espada, Méndez Griffin y Botvin, 2003; Hombrados y Dominguez, 2004; Jessor, 1992, Minehan, Newcomb y Galaif, 2000; Pérez, Díaz y Vinet, 2005), en las que se afirma que los principales motivos para emborracharse de los jóvenes son fundamentalmente la diversión, la presión social, imperativos grupales, y tendencias socioculturales. De este modo, lo que piensan los sujetos de nuestra muestra acerca de los motivos por los que se emborrachan los jóvenes se corresponde con los motivos que los jóvenes suelen esgrimir cuando se les pregunta por sus propios motivos.





PREGUNTA 2. ¿Por qué algunos jóvenes acuden a un “botellón”? ¿Qué buscan en él? (ATENCIÓN: No nos referimos a los “macrobotellones” sino a los “botellones” de grupos de amigos)

En esta pregunta se puede observar que los motivos por los que nuestra muestra afirma acudir al botellón son fundamentalmente por ahorro de dinero (n=17) y para socializarse mejor (n=14). También algunos sujetos aluden motivos como la diversión (n=6), emborracharse (n=4) o desinhibirse (n=3).

Una vez más nos llama especialmente la atención que “emborracharse” sea un motivo poco respondido por los encuestados. En el botellón se suele beber, en algunos casos más y en otros menos, pero suele haber un porcentaje alto de personas que se emborrachan. En cambio, emborracharse no es uno de los motivos más apuntados por los jóvenes de esta muestra.

El motivo “ahorro de dinero” se puede deber sobretodo al precio más bajo que supone comprar la bebida en comercios en lugar de en locales de ocio, a la vez que el nulo coste que supone reunirse en la calle (en un parque, plaza, etc…), en lugar de pagar una entrada a un local (pub, discoteca, etc).

En cuanto al motivo “facilitación social”, se puede decir que es posible que busquen relacionarse mejor con los demás acudiendo al botellón ya que el hecho de realizar esta actividad en grupo (con todos los aspectos que puede conllevar: escuchar música, bailar, contar chistes, hablar, cantar…) crea unas condiciones propicias para las relaciones sociales; conocer gente, entablar amistad, fortalecer la confianza con el otro, la intimidad, etc.

Estos resultados coinciden parcialmente con los quedan manifiestos en la investigación llevada a cabo por otras investigaciones (Cortés, Espejo y Giménez, 2008) en los que se alegan como motivos afirmados por los jóvenes para acudir a esta práctica, los de diversión, razones económicas y poder estar con los amigos.


PREGUNTA 3. ¿Qué es lo que se hace en un “botellón”? ¿En qué consiste estar allí?

En esta pregunta se puede observar que la mayoría de los sujetos encuestados afirman que un botellón consiste en “emborracharse” (n=17), “divertirse” (n=11), y en una forma de relacionarse mejor con los demás (“facilitación social”, n=10).

Otros, en menor medida, argumentan que un botellón consiste en comprar bebidas alcohólicas (n=6) y/o emborracharse antes de entrar a un local (n=5).

Estos resultados coinciden parcialmente con los del estudio de Cortés, Espejo y Gímenez (2008). En cuanto a las afirmaciones más frecuentes acerca de qué es un botellón de los sujetos encuestados en nuestro estudio están las de “emborracharse” y “facilitación social”. A su vez, en el estudio de 2008 mencionado, aproximadamente el 80% de los encuestados afirma que el botellón consiste en “beber”, y el 65% dice que consiste en “estar con los amigos”. Ésta última afirmación (“estar con los amigos”), puede equivaler en parte a la “facilitación social” que refleja nuestra muestra. Aquello que facilite las relaciones personales, sociales, permite en mayor medida estar con amigos. De este modo, en nuestro estudio el botellón consiste en “estar con amigos” para 11 de los 23 sujetos encuestados.

Sin embargo, las afirmaciones siguientes a las mencionadas en nuestra muestra; “divertirse”, “comprar bebidas alcohólicas”, “emborracharse antes de entrar en un local”, “escuchar música” y “ligar” no aparecen en la misma proporción que en estudio de Cortés, Espejo y Giménez.

De estas discrepancias, la que más nos llama la atención es la de la categoría “divertirse”, que en nuestro estudio es alegada por 10 de los 23 sujetos (casi un 50%), mientras que en el estudio de Cortés, Espejo y Giménez (2008), aparece tan sólo en un 30% de los encuestados. Es posible que estas diferencias se deban a las diferencias de distribución de edad de ambas muestras, así como de otras variables influyentes que no se han desechado en nuestro estudio debido a no haber realizado ninguna técnica de muestreo.



PREGUNTA 4. Lo que se hace en un “botellón”, ¿se podría hacer también en otros lugares? ¿Por qué sí o por qué no?

En esta pregunta, de los 23 sujetos encuestados, 16 afirman que el botellón se podría hacer en otros lugares. Las razones que con más frecuencia dan son: “porque se podrían habilitar zonas para hacerlo” (n=3), “porque se puede hacer en casa de un amigo” (n=2) y “porque se podría hacer sin armar escándalo”(n=2). Sin embargo, aunque no supone una razón en sí misma (un por qué) la mayoría de sujetos (n=6) afirma que se podría hacer en otros lugares aunque supondría más caro.

La conclusión que podemos extraer de estas respuestas es que una gran mayoría de los encuestados piensa que es posible hacer lo que se hace en el botellón en otros lugares, aunque muchos coinciden en que no se podría hacer con el mismo coste que se hace actualmente (este subiría entonces de precio)

En cuanto a los 7 sujetos restantes, estos consideran que no es posible hacer lo que se hacen en el botellón en otros lugares. Las razones que alegan con más frecuencia son; “porque la gente se descontrola mucho” (n=2) y “porque es ilegal” (n=2).

De este resultado se puede inferir que nuestra muestra piensa que lo que se hace en un botellón no se puede hacer en otros lugares debido a que no es lícito, ni está permitido. Esta opinión puede deberse a que las conductas que tienen lugar en los botellones no son del todo deseables socialmente (va en contra de las normas y/o del orden público).

En conclusión, una gran mayoría afirma que esta práctica si se puede realizar en otros lugares, aunque esto restringe alguna característica propia del botellón (el bajo coste). Y una minoría piensa que no, argumentando diversas razones, pero coincidiendo en la idea de que no es lícito y factible hacerlo debido a su escasa legitimidad.





PREGUNTA 5. ¿Sueles ir a “botellones”? En caso afirmativo, ¿cada cuánto tiempo y por qué vas? En caso negativo, por qué no vas? (ATENCIÓN: evita contestaciones genéricas del tipo “porque me gusta” o similares. Si esas fueran tus respuestas, explica los motivos concretos por los cuales te gusta o no te gusta ir)


A) ¿Cada cuánto tiempo?

En esta tabla podemos ver que la mayoría de jóvenes de nuestro estudio acuden de manera bastante frecuente al botellón; “cada 2 semanas” (n=3), “una vez a la semana (n=3). Tenemos a otro grupo de sujetos que acude de manera un poco más distanciada “cada tres-cuatro semanas” (n=2). Y por último hay otro sector de sujetos más reducido que acude al botellón esporádicamente “en vacaciones” y “fines de semana puntuales”.

Estos resultados no coinciden del todo con los de Cortés, Espejo y Giménez (2008) en los que aproximadamente el 80% de los sujetos encuestados afirman practicar el botellón 2 días en semana, 9 meses al año. En nuestros encuestados, de los que lo practican, lo hace como muy frecuente, una vez a la semana.

Estas diferencias se pueden deber a que nuestra muestra está formada casi exclusivamente por estudiantes universitarios, a diferencia que la del estudio que mencionamos. Es por eso por lo que consideramos que el estudio de Cortés, Espejo y Giménez (2008), es más representativo que nuestro estudio a la hora de afirmar frecuencia con la que se practica el botellón entre los jóvenes.

Del mismo modo, queda patente, tanto en un caso como en otro, que el botellón es una práctica que realiza aproximadamente el 45% de los encuestados, y de una forma moderadamente frecuente.


B) ¿Por qué vas?






La mayoría de sujetos en esta pregunta afirma que acude al botellón para relacionarse con amigos (n=7). El siguiente motivo más extendido entre los sujetos de nuestro estudio es que acuden al botellón porque les gusta divertirse con sus amigos (n=6). Otro sector de los sujetos lo hace porque les resulta más económico (n=2) y otros dicen hacerlo por la presión social a la que están sometidos (n=2). Uno de los sujetos dice hacerlo por que le permite ligar más y otro porque así se olvida de los problemas.

De esto se puede concluir que el principal motivo para acudir a esta práctica es el social, sea para relacionarse con los amigos o para divertirse.

Estos resultados coinciden parcialmente con otras investigaciones (Cortés, Espejo y Giménez, 2008; “II Libro Blanco Adolescencia y Alcohol”. Fundación Alcohol y Sociedad. 2006.), donde se afirma que los motivos por los que suelen acudir los jóvenes al botellón son de índole social, lúdico, además de porque supone un control del gasto, la calidad de la bebida y el tipo de música.

En nuestro estudio sí aparece que sean un motivo de peso las relaciones sociales y divertirse, a la vez que la economía. Sin embargo, los demás motivos no coinciden con los de los estudios revisados.


B) ¿Por qué no vas?

La mayoría de sujetos de nuestro estudio dicen que no van a botellones porque prefieren estar en un lugar acogedor (n=5) seguidos de los que no acuden porque de ese modo tienen que responsabilizarse de los que beben (n=3) y los que no lo hacen porque beben en otras circunstancias o contextos (n=3). En menor cuantía hay sujetos que no acuden por que no les gusta ensuciar, porque no les gusta ver a los demás en estado de embriaguez, porque no quiero molestar o porque no beben casi nunca.

Nos llama la atención que el motivo principal por el que no acudan a botellones sea el de no “celebrarse” en un lugar suficientemente acogedor. Esto nos lleva a pensar que si habilitaran lugares en condiciones más confortables (por ejemplo, con techo y calefacción) estas personas tendrían más probabilidades de acudir a esta práctica.

De todos estos resultados se concluye que una gran parte de los jóvenes de nuestra muestra acuden al botellón (cerca del 45%), y sus razones suelen ser sobretodo aquellas relacionadas con el disfrute y la diversión por una parte, y aquellas relacionadas con las relaciones sociales por la otra, habiendo también razones de índole económico. Del 55% restante que dice no acudir a botellones, considera como principales razones la preferencia de acudir a otros lugares (bebiendo en ellos de igual modo) y el hecho de la responsabilidad que conlleva estar con y “cuidar” a personas que pueden sufrir algún tipo de daño por estar borrachas.










PREGUNTA 6. Según tu opinión y lo que tú conoces, ¿cómo son los jóvenes que no se emborrachan?






En esta pregunta los sujetos les han atribuido a los jóvenes que no se emborrachan adjetivos varios, pero la mayoría con connotaciones positivas.
La mayoría de sujetos de nuestro estudio opinan que los jóvenes que no se emborrachan son igual que los que si lo hacen (n=11). La siguiente opinión más extendida entre los sujetos es que los que los que no se emborrachan son más conscientes del peligro que supone beber tanto para la salud, como para evitar los accidentes... (n=10). Otros piensan que son más responsables los jóvenes que no consumen alcohol (n=6) y otro grupo que saben divertirse sin beber (n=4). Algunos piensan que los que no beben son personas con necesidades e intereses diferentes ( n=2) y otros que los que no se emborrachan son considerados “raros” socialmente (n=2). Un sector opina que los que no consumen son más libres, puesto que eligen no hacerlo (n=2), y por último un sujeto piensa que los jóvenes que no se emborrachan no buscan nuevas experiencias (n=1).
De estos resultados de desprende que la mayoría de los sujetos encuestados, por una parte no atribuye características diferentes a los jóvenes que no beben. Esto nos hace pensar que no asocian el consumo de bebidas alcohólicas con un perfil de persona o una manera de ser determinada. Por otra parte, otra mayoría parece atribuirles a los jóvenes que no beben características deseables socialmente, como pueden ser; una mayor responsabilidad, consientes del peligro que conlleva beber, ser más libres, saber divertirse con alcohol, etc. Esto nos lleva a pensar que incluso los sujetos que beben (la mayoría de los encuestados, n=19), aún consumiendo, opinan que los sujetos que no beben tienen características más deseables socialmente que los que consumen alcohol.
Sin embargo, en menor medida, algunos sujetos encuestados, relacionan características menos deseables con las personas que no beben, como pueden ser; introversión, “rareza” o “pocos buscadores de sensaciones nuevas”.
De todo esto podemos inferir que debido a lo extendido que está el consumo de alcohol entre los jóvenes, es lógico y entendible que aquellos que no “siguen la norma” (es decir, beben alcohol y se emborrachan, sea en botellones o el locales de ocio nocturno), sean considerados por los consumidores como personas diferentes a la mayoría, o al menos, con la “mayoría” con la que ellos están acostumbrados a relacionarse.










PREGUNTA 7. Según tu opinión y lo que tú conoces, ¿cómo son los jóvenes que suelen emborracharse?


En esta pregunta los sujetos les han atribuido a los jóvenes que se emborrachan adjetivos con más connotaciones negativas que en el caso anterior.
La mayoría opina que los jóvenes que se emborrachan son poco maduros (n= 10), seguido de los que piensan que son poco responsables (n= 8). Algunos opinan que los que se emborrachan no conciben otra forma de diversión (n= 7) y otros que son personas normales (n= 6). Por otro lado están los que piensan que son peligrosos (5 sujetos). Otro grupo opina que son personas extrovertidas ( n= 5). Unos pocos creen que son alegres y divertidos (n= 4). Una minoría piensa que los que se emborrachan suelen ligar (n=2), que tienen problemas de integración (n=1), que son aburridos(n=1) o que son personas influenciables por el grupo (n=1).

Como en el caso del estudio “Alcohol y Jóvenes. Fenómeno del botellón” (Jacobo Peña conversa; “II Libro Blanco sobre la relación Alcohol y Adolescencia en España”, 2006) los sujetos de nuestro estudio no son complacientes a la hora de calificar a las personas que abusan de las bebidas alcohólicas. En el trabajo citado los sujetos califican alas personas que abusan del alcohol con adjetivos como “inconscientes” (50%), “equivocado” (48,5%), “alcohólico” (34%) o “enfermo” (20%). Estos adjetivos tienen cierta similitud con los adjetivos más frecuentes reflejados en nuestra muestra; “poco maduros” y “poco responsables”.

Si tenemos e cuenta que de los 23 encuestados 4 no beben, en las respuestas que se dan en esta pregunta deducimos que hay un número llamativo de sujetos que beben, es decir, consumidores de alcohol, y que por tanto estos consumidores se consideran a ellos mismos como poco responsables y maduros. Esto a su vez nos lleva a pensar que pese a las connotaciones negativas que tiene ser consumidor de alcohol para una gran parte de los sujetos encuestados, éstos mantienen su práctica (continúan bebiendo) con mayor o menor frecuencia.


PREGUNTA 8. ¿Piensas que debería hacerse algo para que los jóvenes bebieran menos? ¿Por qué sí o por qué no?

A) ¿Por qué no?

La mayoría de los sujetos encuestados piensa que sí debería hacerse algo para que los jóvenes bebieran menos (n=16) y el principal motivo que sugieren es porque es muy perjudicial para la salud (n=12). Otros opinan que habría que hacer algo para educar en un consumo responsable (n=5). Algunos creen que debería hacerse algo porque generan muchos desperdicios (n=2), porque ayudaría a ser más cívicos (n=2), y por último los que creen que con ello se ganaría autonomía y seguridad (n=1)

Estos resultados obtenidos en nuestra muestra irían en la misma dirección que los obtenidos en el estudio “Alcohol y Jóvenes” (Jacobo Peña, 2006) mencionado con anterioridad, el cual afirma que la posición general de los adolescentes respecto a las políticas de consumo no es precisamente tolerante, esto es, que consideran que sí se debería hacer algo más para reducirlo. Un 35% demanda campañas informativas y prácticamente la mitad de la muestra de ese estudio apoya que se fomente el consumo responsable. Estos son resultados muy congruentes con los que hemos obtenido en nuestra muestra ya que parece existir una concienciación clara sobre las políticas a adoptar para que los jóvenes consuman menor cantidad de alcohol.


B) ¿Por qué no?
Una minoría de los sujetos encuestados piensa que no se debería hacer nada para que los jóvenes beban menos (n=7) La mayoría de sujetos del grupo de los que no creen necesario hacer nada para que los jóvenes beban menos piensa así porque cree que cada uno es libre de actuar como desee (n=3). El resto de sujetos tienen otros motivos como que no debe hacerse nada porque es un hábito muy extendido (n=1), porque lo prohibido incita la conducta (n=1), o porque es muy fácil conseguir alcohol (n=1).

Una vez más, estos resultados se asemejan al del estudio “Alcohol y Jóvenes” (Jacobo Peña, 2006), en el que se afirma que el 6,4% de los encuestados, una clara minoría, piensa que no se debería hacer nada para combatir el consumo de alcohol en jóvenes. Aunque en nuestra muestra la proporción de sujetos que así opinan ed algo mayor que en la de este estudio sigue tratándose de una minoría respecto a los que opinan de forma contraria.

5. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS


Cortés, M.T., Espejo, B. y Giménez, J.A. (2008). Aspectos cognitivos relacionados con la práctica del “botellón”. Psicothema, 20, 396-402.

· Moral, M.V., Rodríguez, F.J. y Sirvent, C. (2006). Factores relacionados con las actitudes juveniles hacia el consumo de alcohol y otras sustancias psicoactivas. Psicothema, 18, 52-58.

Peña Conversa, J. (2006) “Alcohol y Jóvenes. Fenómeno del botellón”. Fundación Alcohol y Sociedad. “II Libro Blanco sobre la relación Alcohol y Adolescencia en España”.
URL: http://www.malaga.es/subidas/general/actividades/aca_165.pdf